jueves, 2 de septiembre de 2010

¿También el canto evoluciona?
Publicado: 8 de Junio de 2009

La comunicación ha sido definida como la emisión de señales dirigidas a uno o más receptores, y es el fundamento en que se construyen todas las relaciones sociales. Básicamente la comunicación está conformada por el emisor (individuo que emite una señal), la señal (que viaja a través de un medio) y el receptor (individuo que recibe la señal). Las señales pueden ser de varios tipos: auditiva (por ejemplo la ecolocalización utilizada por los murciélagos), visual (el patrón de colores de una serpiente coralillo), química (los olores despedidos por los roedores), eléctrica (las descargas eléctricas emitidas por las anguilas) y vibratorias (vibraciones realizadas por las hormigas). Todas estas señales presentan una función particular que puede ser moldeada por selección natural, por ejemplo: defender el territorio, evitar la depredación, reconocer a individuos de su especie, indicar la condición física del individuo, y encontrar pareja.

Es importante que las señales emitidas por los animales sean recibidas de manera clara por otros individuos, pues los errores en el sistema de comunicación pueden provocar una innecesaria pérdida de tiempo y energía, ya que la emisión de señales también es costosa.
En algunas especies de aves y ranas la selección natural parece estar promoviendo la disminución en la interferencia de las señales acústicas al moldear las características del canto de estos individuos.
El canto en las ranas y el reconocimiento de especie
La mayoría de las especies de ranas emiten cantos de cortejo para atraer hembras con las cuales aparearse. Cada especie de rana tiene un tipo particular de canto y se ha observado que las hembras tienen la capacidad de reconocer el canto de los machos de su propia especie y preferirlo sobre el canto de especies emparentadas.

Durante la temporada de lluvias, cuando se forman las charcas en las que ocurren los apareamientos, los machos son los primeros en llegar para elegir lugares (orilla o centro de la charca) desde dónde puedan ser mejor escuchados o tengan mayor probabilidad de aparearse. Poco tiempo después, las hembras acuden a las charcas y eligen a los machos de acuerdo a las características de su canto.

En el mundo de las ranas, el mejor cantante frecuentemente es aquel que emite clara y vigorosamente las características del canto que definen a su especie. Sin embargo cuando dos especies cuyos cantos son estructuralmente similares (acústicamente similares) están en la misma charca, el canto de una especie puede causar interferencia en el de la otra. En estos casos la selección natural promueve diferencias en el canto (modificación de características como la duración o la energía aplicada en el canto), evitando así que las hembras se confundan y apareen con machos de la otra especie.

Un ejemplo son las ranas arborícolas Hyla eximia e Hyla plicata que son especies muy emparentadas que habitan en las mismas zonas y son morfológicamente muy parecidas, por lo cual es difícil diferenciarlas. A pesar de estas similitudes, podemos encontrar diferencias conductuales notables: el canto de cortejo de H. plicata es grave y largo mientras que el de H. eximia es agudo y corto. Cuando estas dos especies están en contacto, es decir, habitan una misma charca, estas diferencias se hacen todavía más evidentes (por ejemplo, los cantos cortos son más cortos, o los agudos más agudos), con lo cual se puede evitar la hibridación (apareamiento entre especies que generalmente genera críos poco viables).

En estos casos, la selección natural puede beneficiar (al obtener mayor cantidad de parejas y, por tanto producir más hijos) a los machos capaces de modificar la duración y frecuencia de su canto, con lo cual se disminuye la posibilidad de que los cantos sean confundidos y se produzcan híbridos.

El canto de las aves en ambientes ruidosos
Los factores ambientales también pueden moldear el canto, uno de estos factores es el ruido ambiental que afecta la comunicación de los animales al interferir con sus señales acústicas. Aunque este ruido se encuentra presente en todos los hábitats, recientemente ha incrementado en los hábitats urbanos debido al tránsito terrestre y aéreo, así como por la infinidad de actividades humanas.

En la Ciudad de México, una de las más grandes y ruidosas a nivel mundial, encontramos en gran abundancia al gorrión mexicano (Carpodacus mexicanus). En esta especie de gorrión, como en la mayoría de las aves, los machos emiten cantos que les ayudan a atraer parejas y aparearse con ellas. Pero, tomando en cuenta la interferencia del ruido en las vocalizaciones de esta especie, ¿cómo logra el gorrión mexicano emitir sus cantos a pesar del ruido presente en su hábitat urbano? Se ha observado que los individuos presentes en lugares muy ruidosos emiten cantos más agudos comparados con aquellos gorriones que se encuentran en sitios silenciosos. Estos resultados pueden tomarse como un indicio de que la selección natural ha favorecido a los individuos que presentan cantos agudos pues de esta manera evitan ser enmascarados o interferidos por los sonidos graves que conforman al ruido urbano.

Programas de bioacústica , como Avisoft, ayudan a “ver” el sonido en forma de gráficas llamadas “sonogramas”. En estos gráficos es posible determinar los cambios que el canto presenta antes y después de enfrentarse a presiones de selección debidas a la interferencia en el canto por ruido, competencia por parejas, hábitats, etc.

Se cree que en anuros las características del canto están determinadas genéticamente, al contrario de las aves en las que se sabe que el canto es mayoritariamente aprendido. Estas diferencias son de gran relevancia cuando se trata de enfrentar presiones de selección como las estudiadas en nuestros ejemplos. En el caso de las ranas, el canto es una característica poco plástica con pocas posibilidades de modificación. En el caso de las aves, se ha encontrado que algunas especies continúan aprendiendo (y moldeando su canto) aún en su vida adulta lo cual les permite adaptarse de manera más rápida a los cambios ambientales.

Por: Ruth E. Rodríguez Tejeda, Eira Bermúdez Cuamatzin y Georgina Cortes Soto.
Información obtenida del Blog Evolución, Biología Evolutiva. Facultad de Ciencias UNAM.